7 ago 2013

Diario de un sobreviviente: Agosto, Año 1. Parte 1/3


El comienzo de una nueva historia, que narrará como una persona logró sobrevivir a un mundo que, luego de que una peligrosa y mortal  infección se propagase por todo el planeta, transformando a sus víctimas en muertos vivientes, dejará a este personaje aprendiendo a sobrevivir en el nuevo mundo, huyendo todos los días de las nuevas amenazas creadas con la llegada de la infección, añadiendo a ellas el hecho de que hordas de muertos lo esperarían a todos los lugares a los que fuese, además de que tendrá que intentar establecerse en algún lugar, viviendo de nuevo la vida que una vez tuvo antes junto a sobrevivientes que encontrará a lo largo de su nueva vida.



Jueves 7 de Agosto

La primera mañana fresca que hay desde que comenzó el verano y tengo que ir a la universidad. Antes de salir,  a uno de nuestros profesores se le ocurrió dejarnos un proyecto para entregárselo al regreso de las vacaciones. Que molesto es hacer trabajo en vacaciones, pero no puedo simplemente dejar de ir a la universidad a hacer el trabajo, hay gente que me necesita.
Fui temprano a la universidad, y como los días anteriores, apenas hicimos una parte del trabajo. Cuando regresé a mi departamento vi a una chica sentada sobre el banco frente al edificio. Era la chica que se había mudado al departamento arriba del mío, era imposible no darse cuenta si fue la única que se había mudado al edificio desde hace varios años. Pasé a un lado de ella y ni siquiera se dio cuenta ya que estaba inmersa en su libro; no recordé el nombre del libro en ese momento, pero sabía que era uno de los libros más populares del género del terror en ese momento. Al entrar en el edificio me encontré con muchas cajas, de inmediato supe que eran de ella. Cuando entré a mi departamento fui a buscar el libro que ella estaba leyendo; la primera vez que lo leí apenas le presté atención, pero ahora que lo vuelvo a leer con más calma me está interesando mucho.

Viernes 8 de Agosto

Ayer me dormí tarde por estar leyendo ese libro; se puso interesante ya que los personajes principales están huyendo de algo que los persigue mientras otros están buscando una forma de detenerlo. Y pensar que anteriormente en esa parte me imaginé a un pulpo gigante detrás de ellos, resultó que nada los seguía.
En la mañana me encontré a la chica subiendo las escaleras mientras yo bajaba a prisa por que me desperté tarde, ella mostró una pequeña y sorpresiva sonrisa mientras yo bajaba corriendo, le respondí con un “buen día”. No escuché que me respondiera ya que había bajado muy rápido las escaleras.
De regreso de la universidad, volví a ver a la chica sentada en la banca frente al edificio, vi que estaba leyendo otro libro que no era el mismo que leía ayer; iba en la mitad del nuevo libro. Se me hizo increíble que leyera 300 páginas en una noche, así que me le acerqué y le pregunté sobre el cambio de libro. Me dijo que leía un libro diferente cada día, y así mantenía el suspenso o el misterio en cada libro hasta la siguiente semana. Una extraña táctica para leer libros, pero al parecer le funcionaba y le permitía leer otros libros diferentes. No la molesté mas, me despedí y me fui a mi apartamento. Seguí leyendo el libro, y una vez mas me adentré en el.

Sábado 9 de Agosto

Me desperté un poco mas tarde que ayer, ya que no tenía que ir a la universidad. Fui a la tienda por algunos ingredientes para hacerme mi desayuno, y una vez mas me la encontré en la banca. Sujetaba entre sus dos manos un grande y grueso libro que nunca había visto en mi vida. Vi de reojo la página en donde estaba; la 2832. Me impacté por la cantidad de páginas que podía tener ese libro; creo que ni siquiera estaba a la mitad de él.
Dejé de verla, caminé hacia la tienda, y ella me alcanzó por detrás. Me extrañó que hiciera eso, pero cuando comenzó ha preguntarme de los lugares que había cerca del edificio me di cuenta de la razón de sus acciones; al parecer nadie se le había acercado en toda la semana, y como yo fui el primero en hablarle, decidió preguntarme todo a mí. Le respondí con calma y sinceridad todo lo que me preguntaba, no conocía a muchas personas a pesar de haber estado ya cuatro años en el departamento, y no quería perder una amistad con alguien nuevo.
Llegamos a la tienda y compró muchas cosas, como si fuera un supermercado. Yo también compré cosas, pero no tantas como ella. Salimos y regresamos al edificio. Ella me preguntó donde vivía, y le dije que un piso debajo de ella. Subimos las escaleras, yo caminé hacia mi apartamento mientras la escuchaba subir las escaleras, entré y dejé todo. Unos minutos después alguien tocó en la puerta; era ella, quien cargaba algunas bolsas llenas de carne. Me preguntó si quería comer algo, pensé en mandarla a su casa, pero decidí dejarla pasar luego de que me mostró una pequeña sonrisa. Le pregunté la razón de que quisiera comer con un desconocido, y me dijo lo que creo fue la verdad; no le habían instalado aun el gas, así que no podía cocinar.
Nos divertimos mucho, pero el peor momento fue cuando estaba a punto de irse; como no estaba muy acostumbrado a recibir visitas, había dejado mi diario en la sala, a un lado del cojín, ella logró leer la primera hoja antes de que la interrumpiera. Por suerte, la primera parte del diario estaba llena de basura de la preparatoria; recuerdo el día cuando nos hicieron hacer un diario como proyecto final, nadie lo quería hacer, pero al mes, todos estaban fascinados y yo no era la excepción. Me acostumbré tanto a escribir en el diario, que incluso tras terminar la preparatoria seguí haciéndolo. Le expliqué con un poco de vergüenza el hecho de tener un diario, pero ella lo aceptó muy bien, y en cambio por el secreto, me dijo que dormía con un pequeño león de peluche que había comprado en la secundaria por que le tenía miedo a la oscuridad. Me sentí un poco más cómodo sabiendo que no le dio mucha importancia al diario. Me despedí de ella y fui a mi habitación a continuar leyendo el libro.

Domingo 10 de Agosto

No pasó nada extraordinario este día que merezca ser anotado, por excepción del ataque de algún animal salvaje a un grupo de chicos que fueron al bosque. No sé por que, pero me atrajo mucho esa noticia.
El bosque no era muy visitado, pero nunca antes se había reportado un ataque a un grupo tan grande de personas. Dejando a un lado el ataque, debo decir que platiqué un poco con la chica mientras bajaba las escaleras, luego nos separamos; yo fui con mi hermana mientras ella se sentó en la banca a continuar leyendo.
Mi hermana me dijo que su novio estaba en el hospital, el mismo a donde llevaron a los chicos del bosque; fue una extraña coincidencia. Me dijo que iría a visitarlo mañana, y me preguntó si la acompañaba, le dije que sí, pero que sería por un ratito y por la tarde. Cuando regresé al departamento, no me encontré con ella, así que fui directamente a continuar leyendo; estaba a punto de llegar al final de la historia, y me sentía un poco mal por los personajes, ya que la mitad había muerto y el resto estaba disperso, pero suponiendo que por ser el final de la historia todo se pondría bien, puse una sonrisa y continúe leyendo con calma.

Lunes 11 de Agosto

Me desperté como siempre, salí a la universidad y luego, en vez de ir a mi departamento, fui al hospital a esperar a mi hermana. Estuve ahí varias horas esperando, mientras ella hacía quien sabe que, yo veía a los doctores y enfermeros correr hacia un lado y hacia otro. Un horrible olor a medicinas rodeaba el lugar, y simplemente no me hacía sentir más cómodo. Algo me llamó mucho la atención; una enfermera siendo vendada dentro de una de las habitaciones. La recién puesta venda se estaba llenando muy rápido de sangre, y no parecía que el doctor que la trataba viera la herida con mucha alegría.
 El lugar estaba de locos, todos gritaban y corrían, había sangre en cada camilla y en los pasillos del hospital. No podía soportarlo, y cuando estuve a punto de irme, mi hermana llegó corriendo, excusando su retraso con qué la habían retenido en el trabajo. Subimos al piso donde su novio estaba.
 Ella se veía muy confiada, aun sigo sin entender por que quería que la acompañara. Llegamos a la habitación de su novio, le dije que me iba, y me sacó sin decir ni una palabra más.
 Me fui tranquilo, pero a la vez frustrado por lo que me había hecho mi hermana. Llegué a mi edificio, y me encontré con ella afuera de mi apartamento. Me sentí mal al ver su rostro de decepción por no haber estado en mi departamento, pero no veo por que se decepcionaría si nunca acordamos algo así; me dio igual, la invité a cenar algo y se quedó hasta muy tarde.

Martes 12 de Agosto

Me desperté igual que ayer, fui a la universidad y fui directamente a mi departamento. Ella estaba afuera del edificio, leyendo un libro diferente que nunca había visto antes, al igual que otros que vi en el paso de la semana. La saludé, ella me respondió y siguió leyendo.
Me fui a mi departamento y pensé en llamar a mi hermana para regañarla, pero al hacerlo, no contestaba su teléfono. Seguí con mi tarde sin nada que hacer; leí un poco el libro, vi la televisión, y volví a llamar a mi hermana. Era muy extraño que no respondiera su celular, siempre lo tenía consigo. Llamé a mi mamá para preguntarle si había hablado con mi hermana desde ayer, y me dijo que no. Me preocupé un poco, pero luego dejé a un lado todo eso y decidí mañana ir a verla en su casa.
 Salí a dar una caminata por el parque, y cuando regresé al edificio, me encontré con ella; cargaba unas grandes cajas por las escaleras, así que decidí ayudarla a llevarlas. Por primera vez desde que la conocí había visto el interior de su departamento; a pesar de haberse mudado hace unas semanas, parecía como si ya llevara  varios años en él. Estaba en completo orden y muy limpio. El piso estaba reluciente y no se veía nada que hiciera pensar que se había mudado hace poco. Me invitó un poco de comida de microondas ya que aun no le ponían el gas, comimos y vimos algunas series en la televisión, luego nos despedimos cuando pasaron de las doce.

Miércoles 13 de Agosto

Hoy, hace una semana la conocí. Estaba subiendo las escaleras con un pequeño peluche, recuerdo que en ese momento me pareció absurdo, pero ahora que sé la razón de porque lo tiene simplemente me alegro por ella.
Fui a la universidad, y mientras estaba en clases, alguien encendió la televisión del salón para poner las noticias; estaba ocurriendo algo en el hospital donde estaba internado el novio de mi hermana. Me acerqué preocupado y miré con atención lo que ocurría. Había personas rodeando el hospital, mientras un grupo de policías lidiaban con algunas personas que buscaban respuestas a lo que pasaba. De pronto, una mujer cayó de varios pisos arriba y se estrelló contra una patrulla, se levantó como si nada, y se arrojó sobre uno de los policías. Los reporteros que hacían la transmisión se acercaron mas a la mujer mientras peleaba con el policía, y mostraron con claridad una gran herida en su estómago. Estaba bañada en sangre y tenía heridas por todos lados, además había caído desde seis pisos arriba y seguía viva; nada de eso debería de estar pasando.
Los policías le gritaban a la  mujer que se alejara del otro policía, pero no escuchaba y lanzaba arañazos y lo que parecían ser mordidas. El policía que fue atacado logró quitársela de encima y corrió detrás de los otros policías que apuntaban a la mujer con sus armas Le seguían gritando que se detuviera y que dejara de caminar o le dispararían, ella no hizo caso y se abalanzó contra otro de los policías, pero antes de que lograra atraparlo, le dispararon en el pecho, lo que la detuvo unos cuantos segundos antes de volver a abalanzarse. Los policías estaban horrorizados por como la mujer seguía caminando tras un disparo en el pecho. Le continuaron gritando llenos de terror, un último disparo en la cabeza la tiró al suelo. Todos estaban horrorizados, incluso los reporteros, quienes dijeron algo sobre lo que estaba pasando; cuando dijeron la palabra “zombi” mis ojos se abrieron llenos de sorpresa, tomé mis cosas y fui corriendo al departamento.
Ella estaba junto con algunos vecinos viendo lo mismo que yo acababa de ver, estaban dentro de la habitación del dueño del edificio; muy pequeña y sin muchos lujos considerando que había mas de veinte personas viviendo en el edificio. Estaban aterrados con las imágenes, crucé lo más rápido que pude, y ella logró verme, salió corriendo y me tomó del brazo. Me dijo que estaba asustada y le conté que tal vez mi hermana estaba allí dentro. Fuimos a mi departamento, tomé algunas cosas y decidí ir al departamento de mi hermana, ella me acompañó, pero fue un viaje inútil, ya que mi hermana no estaba en él.
Sólo pude pensar en lo peor, que estaba dentro del hospital lleno de lo que podrían ser zombis. Ella me abrazó y me dijo que no me preocupara, me sentí un poco mejor, pero yo sabía que tenía mucho de que preocuparme. Fuimos junto con el resto de los vecinos a continuar viendo la transmisión en vivo. Pasó el tiempo y llegó el anochecer. Me fui a mi departamento y traté de dormir.

Jueves 14 de Agosto

 Lo primero que hice al abrir los ojos fue encender la televisión, donde vi al alcalde frente al hospital. Estaba haciendo una conferencia sobre lo ocurrido el día de ayer. Se veía nervioso y sudaba a chorros. Había cientos de reporteros y personas hablando y gritando.
El alcalde dio un discurso aburrido, que logró calmar a todos, por excepción de algunas personas, que no dejaban de hacer preguntas. El alcalde se equivocó al decir “Todo estará bien”; hizo que la gran multitud se alocara, pensando que algo estaba pasando y no les querían decir. Comenzaron a empujarse unos a otros, intentando llegar a donde estaba el alcalde, entre el caos, un grupo trató de llegar a la puerta principal, solo uno lo logró, pero fue suficiente como para que el alcalde gritara con terror: “NO LA ABRAS”.
Todas las ventanas del primer piso estaban cubiertas por una malla de acero, incluyendo también a la puerta principal. El sujeto sacó unas enormes pinzas de su mochila, y sin demora las usó para romper el único candado que mantenía la malla abajo. Todos se pusieron aun más histéricos, y comenzaron a tratar de llegar a la puerta para poder abrirla. Un disparo calmó a todos; un policía se paró en frente, dijo algunas cosas y ordenó al alcalde que le diera respuestas, luego lo ordenó abrir la puerta del hospital. El alcalde se acercó con temor, su elegante traje estaba cubierto de sudor y polvo, se agachó y subió lentamente la cornisa de acero. El alcalde temblaba con fuerza, me daban ganas de reírme, pero la tenebrosa escena no me lo permitía. Cuando la cornisa estuvo completamente arriba, él dio unos pasos hacia atrás. El policía que había obligado al alcalde a hacer eso, se puso frente a la entrada y comenzó a iluminar el pasillo con su lámpara. No podía ver nada, pero hacía el intento, y en un momento para otro el policía salió corriendo detrás del alcalde.
Todos estaban extrañados, hasta que vieron salir corriendo a varias personas cubiertas de sangre y llenas de heridas; ellas se abalanzaron sobre la multitud y los comenzaron a atacar, mientras detrás de ellos salían aun más. Todos gritaron llenos de terror mientras corrían hacía todos lados, alejándose del lugar. Los reporteros no se alejaron y decidieron grabar al océano de personas que se alejaba en todas las direcciones. Tomaron un acercamiento a la entrada del hospital, y pudieron captar el momento en que cientos de personas salían corriendo para perseguir al resto como si fueran su presa.
Alguien tocó en mi puerta y me asustó, cuando fui a abrir llevaba en mis manos un cuchillo de cocina, abrí lentamente la puerta y vi que era una ella; estaba igual de horrorizada que yo. Dejé el cuchillo sobre la mesita aun lado de la puerta y la dejé entrar. Los dos nos sentamos en el sillón, mientras seguíamos viendo el reportaje. Los de las noticias seguían ahí, sobre su camioneta, intentando no ser alcanzados por esas personas. La reportera gritaba de horror, mientras el camarógrafo golpeaba con el trípode de la cámara a esas personas. Solo se escuchaban los gritos de la multitud, gruñidos de las personas locas, y el sonido de ambulancias y patrullas. Ella apagó la televisión y se recostó en mi hombro.
Uno de mis compañeros me envió un mensaje diciéndome que por lo que pasó en la mañana, las clases en la universidad se habían cancelado, así que me quedé todo el día con ella. Seguíamos encendiendo la televisión de vez en cuando, intentando ocultar el ruido de las ambulancias y de las patrullas que recorrían cada minuto las calles. Al encender la televisión, estábamos algunos minutos tranquilos, pero luego aparecían reportajes en vivo de otras partes de la ciudad sufriendo de lo mismo que ya habíamos visto. Decidimos comer y hacer otras cosas; leímos, vimos películas, jugamos un juego de mesa y al final un juego de computadora. Cuando ella se dio cuenta de lo tarde que era, quiso salir, pero la puerta se había atorado y no logramos abrirla. Decidió quedarse a dormir.

Viernes 15 de Agosto

                La primera vez que ella se quedó a dormir en mi casa y fue por que la puerta del apartamento se había atorado; si no fuera porque la ciudad estaba sumergiéndose en caos, estaría riéndome con ella, pero cuando ella se despertó, no parecía estar muy alegre, se veía el miedo en su rostro. Caminó a la sala y se sentó en el sillón frente a la televisión, sin decir nada puso el noticiero, donde continuaban comentando sobre los sucesos del día anterior.
Todo parecía haber salido de una película de terror, e incluso se sentía el miedo al pensar que una de esas locas personas podría estar oculta dentro del armario; incluso lo abrí para cerciorarme que no había nadie dentro. Me senté a un lado de ella, e inmediatamente recargó su cabeza contra mi hombro. No supe que hacer, así que simplemente callé y no dije nada más.
Ella terminó por dormirse, yo aproveché para llamar al dueño del edificio y pedirle que nos abriera la puerta del apartamento. En unos minutos el dueño llegó y logró abrir la puerta. La vio a ella tendida sobre el sofá, luego me miró con una expresión picarona, yo me sonrojé y le expliqué lo que ocurrió, se fue sin decir nada más. Fui al sofá, e intentando despertarla la empujé un poco. Ella abrió los ojos y miró directamente hacia la puerta abierta, dio un gran bostezo, me dio las gracias y se despidió. Fue una incómoda forma de abandonarme, pero no me importó mucho. Me di un baño y me preparé para ir a la universidad, nadie me había dicho nada sobre si debía de ir o no, así que simplemente seguí mi instinto de ir.
En mi trayecto a la universidad pude ver cientos de ambulancias y patrullas estacionadas y en movimiento a través de las calles. Había muchas personas corriendo y cada cierto tiempo algunos gritos podían escucharse entre los grandes grupos de personas. Bajé del autobús frente a la universidad, y cuando me acerqué a la puerta, vi un letrero que decía que estaba cerrada hasta nuevo aviso. Me frustré un poco, pero me di la vuelta y fui a esperar otro autobús sin pensar en nada más.
De regreso al departamento vi a algunos de mis vecinos entrar con muchas bolsas y cajas llenas de comida. Subí hasta mi apartamento y ella me alcanzó al abrir la puerta. Me dijo que todos en la ciudad estaban histéricos por el asunto del hospital y de la gente loca, así que estaban comprando comida por si se ponía peor. Me pidió ir con ella al centro comercial, la acompañé y compramos bastantes cajas y bolsas de comida, suficientes como para vivir encerrados por varias semanas, aunque lo dudo por ella, come mucho. Se quedó hasta tarde en mi departamento, y cuando llegó la noche la ayudé a llevar todo al suyo. Me terminé por dormir pasada la media noche.

Sábado 16 de Agosto

Desperté tan tarde que mi cabeza me dolía, recordé lo que había comprado el día anterior, algunas pastillas para las migrañas y el dolor de cabeza, pero al buscarlas, encontré algo que le pertenecía a ella, unas toallas sanitarias. Con vergüenza y pena fui a devolvérselas, toqué varias veces antes de darme cuenta de que tenía la puerta abierta; decidí entrar y dejarle su pertenencia en el baño, logré verla tendida en su cama, me acerqué un poco a su habitación y la miré con detalle; estaba dormida como si alguien la hubiera arrojado hacia ella, no se veía que fuera a despertar pronto, y en cambio estaba en un profundo sueño, sí estaba dormida ya que escuché un ronquido que nunca le había escuchado hacer antes, me alejé despacio y salí del departamento.
Regresé al mío y mi departamento y al momento de entrar encendí la televisión. Continuaban con los reportes relacionados con los ataques y muertes causados por esas personas; recordé como en el primer reporte los habían llamado zombis, decidí nombrarlos así a pesar de que fuera algo ofensivo. En todos los canales, incluyendo algunos infantiles, mostraban las primeras imágenes de lo que decían podía volverse una epidemia. El alcalde no fue visto desde ese día, y según los rumores, el había muerto o había escapado luego de que todo empezó.
Comencé a acomodar la comida que traje el día de ayer en la alacena, dejé la televisión encendida para continuar escuchando los reportes, cuando terminé de guardar toda la comida en la cocina, fui al sillón y me senté a mirar un poco las noticias. Estaban entrevistando a algunos policías que habían estado combatiendo a algunos zombis. Cambié de canal, y me encontré con la imagen de la ciudad, en donde mostraban como los zombis estaban expandiéndose en ella, y daban el pronóstico de que en unos cuantos días toda la ciudad estaría repleta de ellos. Fue una revelación poco importante para mí, pero considerando como toda la ciudad estaba vuelta un caos y mis padres eran muy exagerados debía de esperar una llamada muy pronto de ellos, lo que en pocos segundos pasó. Mi madre me llamó, casi llorando, me dijo que se iría de la ciudad y me preguntó si iría con ella, le dije que no, con enojo me dijo que se iría en la tarde y que si la quería encontrar, fuera a la casa de su hermana. Exageró un poco al colgar así, pero no me importó, es mi madre y sé que exagera mucho, así que no me extrañó.
En todo el día no la volví a ver, hasta que durante la noche fui a verla. Estaba sentada en su sofá, comiendo yogurt directamente desde el envase, lo más extraño y peculiar fue que no había cerrado la puerta del departamento cuando se despertó. Me vio entrar y se me quedó mirando mientras se llevaba cucharadas de yogurt a la boca. Le dije sobre las toallas sanitarias, me lanzó una pequeña sonrisa nerviosa y luego volvió a mirar el televisor. La sentí distante, tal vez estaba en shock, la dejé y regresé a mi departamento para continuar leyendo.

Domingo 17 de Agosto

Lo primero que hice al despertar fue encender la televisión, cada vez eran más los reportes de los zombis, el cuerpo del alcalde fue encontrado destazado en su casa; al parecer los zombis se lo comieron vivo. Habían rumores de que la ciudad sería cerrada para evitar que la infección saliera, pensé en que ya habían pasado varios días desde el incidente en el hospital, y probablemente el virus ya había salido de la ciudad.
Fui a la ventana de la sala y miré por ella, había algunas nubes en el cielo. Me preparé un emparedado y fui al primer piso del edificio con él en la mano. Salí a la calle y me senté en la banca donde ella solía sentarse. Miré a los autos pasar, como si nada estuviese realmente sucediendo en la ciudad. Cuando una gota de lluvia cayó sobre mi nariz decidí ir de vuelta a mi departamento. Antes de entrar al departamento fui al departamento de ella, toqué e inmediatamente me abrió. Estaba usando la misma ropa que ayer, al parecer todo esto de los zombis la puso muy tensa y la asustó. Entré y le di la mitad de mi desayuno. Sobre la mesa del comedor había dos envases de yogurt vacíos, los ignoré por completo. Me senté con ella en el sofá y vimos unos minutos la televisión antes de que la electricidad en el edificio se fuera. Se podía escuchar el agua cayendo afuera, tal vez por eso se fue la electricidad.
Ella se fue a bañar mientras yo me quedé en la cocina preparándole el desayuno. Cuando salió de bañarse, yo ya había terminado de cocinar, se acercó oliendo a fresas y vistiendo ropa limpia. Tenía el cabello mojado pero parecía no importarle, tomó uno de los platos que había preparado, me dio las gracias y comenzó a comer. No creí que fuera así, pensé que era un poco más ordenada, más ambiciosa, pero resultó ser un como un pequeño gatito que le tiene miedo a todo, en realidad no me importa mucho que no haya sido como yo esperaba que fuera, incluso me agrada la idea de que sea de una forma y luego sea de otra, ni siquiera la conozco mucho, tal vez siempre a sido así y hasta ahora me doy cuenta… Un buen momento para comenzar a conocerla.
Cuando terminamos de desayunar, recogí su plato junto al mío y los lavé. Ella estaba recostada en el sofá, fui a la ventana y miré por ella; el cielo estaba completamente sumergido en nubes grises, la lluvia caía sin parar y las calles estaban básicamente convertidas en grandes ríos que arrastraban todos los deshechos de la ciudad. Alguien tocó en la puerta, era el dueño del edificio quien nos pidió ir al departamento de abajo. Cuando bajamos, vimos a todos los vecinos reunidos dentro del departamento, estaban reunidos alrededor de un radio; Al parecer el apagón no se debió a la lluvia, sino a que la planta eléctrica de la ciudad sufrió un gran daño tras una explosión.
Continuaron hablando y todos se quedaron alrededor del radio, menos ella, que salió y se sentó en las escaleras. Me senté con ella y estuvimos varias horas ahí hasta que nos dimos cuenta de que era ya muy tarde, yo me fui a mi departamento y ella al suyo.

Lunes 18 de Agosto

La mañana del lunes fue muy tormentosa, literalmente; la tormenta que azotaba la ciudad no cedía, y el cielo de la ciudad estaba cubierto por una enorme nube azulosa, y la lluvia continuaba cayendo a cántaros. La electricidad en el edificio aun no regresaba, y por lo visto, era lo mismo en toda la ciudad. El peculiar sonido de las ambulancias y patrullas llenaban el silencio de las calles, que algunas veces era perturbado con gritos, disparos o fuertes golpes que hacían eco en las calles. Ni una sola persona a la vista, por excepción de lo que parecían ser personas pero que en realidad eran zombis, que al parecer caminaban sin un motivo alguno, tal vez siguiendo las sombras de sus recuerdos, si es que aun tenían.
Preparé huevos, los comí con calma y luego salí del departamento. Fui al primer piso, donde me encontré con algunos de mis vecinos. Estaban pensando en la idea de bloquear la entrada al edificio mientras que otros pensaban en ir a conseguir suficiente comida para todos. Se pusieron de acuerdo y sacaron varios de los autos del estacionamiento, me preguntaron si deseaba ir, les dije que no, les di dinero para pagar mi parte y la de ella y se fueron. El resto se quedó ahí a esperar a que regresaran; pusimos algunas mesas para evitar que alguien o algo nos viera, y la verdad si nos protegieron de un pequeño grupo de lo que parecían zombis que pasó frente al edificio.
La lluvia continuaba cuando la electricidad regresó momentáneamente, alguien puso un radio en donde hablaban de cómo estaban intentando recuperar la planta eléctrica. Luego de que la electricidad volviera por completo pusimos una de las televisiones y lo primero que vimos fue un reportaje en vivo desde la salida de la ciudad; la estaban cerrando, y por lo visto no era la única salida que sería cerrada. Cuatro días tras el incidente en el hospital y apenas estaban cerrando la ciudad, mi teoría de que el virus ya salió de la ciudad, incluso desde antes del incidente en el hospital es muy probable; tal vez lo saben y ya hay casos del virus fuera de la ciudad y solo tratan de evitar que el virus se propague aun más rápido o simplemente que no se sepa que el virus comenzó en la ciudad, sea como sea, nos quedaremos encerrados en la ciudad junto con cientos de zombis.
Pasaron un par de horas cuando vimos regresar más camionetas de las que se habían ido. Bajaron algunos de mis vecinos, seguidos de otras personas que desconocía, y luego comenzaron a llevar adentro decenas de cajas llenas de latas de comida, agua embotellada, pintura, lámparas y pilas, cosas para cocinar, velas, cerillos y encendedores; no logré ver todo lo que llevaban, pero era mucho, suficiente como para vivir varios meses. Llevaron todo a la habitación del dueño del edificio, ahí escuche que las otras personas también iban por comida para refugiarse, y decidieron unirse al grupo de mis vecinos al ver que hacían lo mismo. Cuando terminaron de hablar, llevaron los autos dentro del estacionamiento y comenzaron a bloquear la puerta del edificio con sillones, camas, mesas y todo lo que sacaron de los apartamentos vacíos.
Llegada la tarde ella bajó luego de que le fueran a hablar a su puerta. Estábamos reunidos en el primer piso, yo no dije nada hasta que ella se sentó a mi lado y me preguntó que había pasado, cuando terminé de narrarle lo ocurrido el dueño del edificio se levantó y comenzó a contarnos a todos; éramos 17. Creí que éramos mas, incluso el primer día en que nos reunimos éramos casi 40. Creo que mientras dormía o cuando estaba con ella los vecinos se iban del edificio. Comenzaron a sacar la comida y nos pidieron hacer una lista de toda la comida y cosas que tuviéramos en nuestros departamentos, ella y yo fuimos los primeros en partir ya que estábamos a un lado de la puerta, ella me siguió hasta mi apartamento y me ayudó a listar la comida y objetos, luego yo la seguí al suyo y la ayudé a hacer lo mismo. Fuimos los primeros en bajar, y mientras estábamos en las escaleras logramos ver a varios zombis fuera del edificio, no parecía que nos hubieran visto, simplemente pasaron caminando fuera del edificio, cuando la miré para ver su expresión encontré una mirada de terror, la sujeté del brazo y fuimos a la habitación del dueño. Le entregamos las dos listas, y comenzó a llenar cajas con mucha comida, papel de baño, y otras cosas. Nos entregaron las cajas, muy grandes y pesadas, así que dejamos algunas y cuando dejamos el resto en nuestros departamentos volvimos por las demás. En nuestra segunda vuelta comenzamos a ver al resto de los vecinos bajar, que probablemente iban por la comida.
Cuando dejamos todo en los apartamentos ella me llevó al azotea del edificio, llevó un paraguas por la lluvia, y cuando estuvimos en el azotea lo abrió. La lluvia caía a cantaros y no se veía cuando pararía. Desde la azotea podíamos ver toda la ciudad, oír con más claridad los gritos, disparos y otros sonidos que llenaban el silencio de la ciudad. La lluvia era fuerte, y los dos lo sentíamos cuando alguna brisa de viento empujaba la lluvia en partes no protegidas de nuestro cuerpo. Por primera vez desde que comenzó esto ella sonrió, una bella y hermosa sonrisa que no había visto desde el segundo día que la conocí; estaba sentada frente al edificio leyendo un libro, cuando un cachorrito se le acercó y comenzó a lamerle la pierna, ella sonrió, se rió y lo levantó para luego comenzar a abrazarlo y a acariciarlo. Estaba parada en el borde de la azotea, me pasó la sombrilla y estiró los brazos, comenzó a reírse de la nada mientras la lluvia caía sobre ella, pronto toda su ropa terminó empapada y le escurría agua por todo el cuerpo. De un momento a otro comenzó a llorar, la abracé a pesar de que estaba mojada y luego la llevé a su departamento, se dio un baño y se fue a dormir, yo hice lo mismo.

Martes 19 de Agosto

Lo primero que hice al levantarme fue mirar por la ventana, la lluvia no cesaba, todo estaba helado y el ambiente olía a humedad. Salí del departamento y fui al suyo, la encontré tomando una taza de café, me compartió un sorbo y cuando terminó fuimos juntos al primer piso. Mientras bajábamos por las escaleras escuchamos golpes que venían de fuera del edificio. No se veía que era, pero agregando que lo que golpeaba también gruñía y a veces gritaba o algo así, supimos de inmediato que eran zombis. Los muebles frente a la puerta se veían resistentes, y solo por que vimos a algunos vecinos amontonando mas muebles en la entrada nos regresamos a mi apartamento.
No le pregunté nada sobre lo que había pasado ayer, y ni siquiera pensé en eso todo el día, hasta que comenzó a tratar de explicarme que fue lo que había pasado. Me dijo algunas cosas sobre sus sentimientos y la forma en que todo esto la había afectado, que no tendía a comer tanto, que salía más veces en su vieja casa. Yo ya me había decidido a aceptarla tal y como fuese, me había encariñado con ella, y esta pequeña pero valiosa revelación sería algo que podría sellar nuestra relación. Al final me dijo que se sentía apenada y muy triste por lo que había pasado en la azotea del edificio, le sonreí y le dije que sería el mejor recuerdo que tendría en mi vida, ella también sonrió y me abrazó.
Llegó la tarde y comenzamos a ver la poca luz del día desvanecerse con la llegada de la noche. El sonido de la lluvia fuera del edificio continuaba llenando el vacío del apartamento. Ella decidió encender la televisión, y lo primero que salió fue otro reporte en una de las salidas de la ciudad; la gente estaba lanzando piedras a los guardias que protegían la salida, los gritos de los ciudadanos que deseaban salir opacaban por mucho las voces de los reporteros. Se podían ver sombrillas y capuchas entre los habitantes. Algunos  disparos sin un origen visible se escucharon y provocaron que todos se alteraran y comenzaran a empujarse unos a otros mientras trataban de escapar del lugar. El camarógrafo soltó la cámara cuando algunas personas lo empujaron, y la imagen que se mostró no era muy positiva; una mujer siendo mordida en el cuello.
Pensé en echarle un ojo a ella para ver si necesitaba ayuda, pero al girar hacia ella la encontré mirándome a mí. Debía de hacer algo para evitar que esta situación nos volviera locos o nos hiciera hacer algo estúpido, así que le dije que se quedara ahí y que no se moviera, corrí a  mi departamento y tomé algunos libros, luego regresé y los puse sobre la mesa. Ella se acercó para saber que hacia, y cuando vio los libros cubiertos con algo que evitaba que el título se viera un pequeño brillo salió en sus ojos. Le expliqué de qué se trataba todo esto; tenía que elegir un libro a ciegas y una vez elegido debíamos de comenzar a leerlo hasta el final entre los dos, intentando prestar atención a lo que el otro decía. Inmediatamente señaló uno de los libros, le quité el trapo que lo cubría y mostré una novela. Todos los libros que había traído no los había leído nunca, estaba esperando acabar otro libro antes de pasar a estos, pero considerando la situación me pareció apropiado. Comenzó a leer con entusiasmo, cuando terminó el primer capítulo me pasó el libro, terminé y luego ella tomó posesión del libro una vez mas, luego yo y de vuelta ella, así hasta que nos dimos cuenta de lo tarde que era, yo me fui a mi departamento y ella se quedó en el suyo.


Sig.

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